Nos entregamos al abismo del amor
La realidad es que...
la tomé del cuello,
la arrinconé contra la pared
mientras que a besos la devoraba,
y ya no la dejé voltear a ver su pasado;
ese que solo le sembró dudas
y dejó su amor destrozado.
[y eso quizá le dolió más que mørir de verdad].
Entregarse ahora al abismo del amor
y el placer carnal...
Que el momento la llenó
de tantas emociones,
y tantos sentimientos encontrados
como aquellos besos robados
que nos despojaba la ropa,
nos desnudaba el corazón,
se abrazaban las manos
llenos de deseos insanos,
lleno de ansías
de llegar juntos,
alcanzar esa magia,
que sus piernas
ya no coordinaban con sus pensamientos
y estallaron en mil pedazos
–como Hiroshima y Nagasaki–
Yo tampoco pude volver en mi,
como en un trance
de una explosión cósmica
después de haber culminado
abatido en su jardín...
Y fuimos breves
fuimos intensos
fuimos intento continúo de
olvidarnos del pasado con
las secuelas de la piel y la mirada,
con los labios húmedos y nuestras
carnes empapadas...
Fuimos el accidente de
Chernobyl y Atucha juntos.
Nuestros sentimientos mutaron
a una nueva forma de amar,
de cog𝑒rnos de la mano,
de abrazarnos más que la piel, el corazón,
de encontrarnos y hacer de esta casualidad
una nueva historia donde no termine jamás.
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