¿A qué te saben mis besos?
Quizás a un latido de insomnio,
a suaves gotas de lluvia,
a húmedo y sórdido secreto,
a un cómplice rayo de luna,
a un verso que cayó embriagado
de tanto soñar entre luceros,
a un futuro incierto que ya estaba escrito,
o simplemente te saben a nada,
no siendo más que accidental tropiezo bucal
entre un nocturno ser errante
y un angelical corazón viajero
que busca detener todo aburrimiento.

¿A qué te saben mis besos?
He puesto la punta del cañón
en medio de tus labios.
Dispara sin vacilación tu respuesta
y acaba raudamente con el veneno
que corre inquieto entre mis venas…
…y mi mente.