LA VIBRACIÓN DE SU ALMA

Nada, absolutamente nada de lo que haga hará que cambie lo que ella siente por mí aún a miles de kilómetros en la enorme distancia que separa su alma de la mía, en su interior ha nacido y vive la llama del amor, esa llama que crece de manera exponencial cada vez que sus ojos pasan por mis letras, por algunos de mis poemas, de mis escritos.

Ella es de esas mujeres que se han superado en la vida, que todo lo que se propuso lo logró con mucho esfuerzo y perseverancia, entiendo muy bien que no se dará por vencida así como si nada, aunque haya una muralla de hierro frente suyo, sabe a ciencia cierta que mi corazón tiene dueña, que mis latidos, mis suspiros encuentran calor, su paz en otra piel.

Me ha confesado su desdicha, me lo ha dicho sin hablar una sola palabra, he sentido en mi cuerpo la vibración de su alma en un silencio abismal y en sus ojos profundos su impotencia deslizarse en forma de gotas de amor, rocíos de dolor, de esperanzas; es que al leerme ella se convierte en mi musa donde imagina mis besos, mis manos recorrer los caminos de sus deseos para hacer florecer su rosa en el jardín de su primavera.

Ella me lee en su ritual de cada día, de cada noche pero de inmediato nada le importa, imagina mi rostro, mi forma de ser, mi voz, soy su poeta, su hombre en esos momentos en los que me ve llegar ahí en su encuentro como un rayo y quiere tomar en sus manos mi fuerza, ser la dueña del fuego de pasión que viaja en mis venas para colocarlo ahí en su trono de mujer, ella se estremece por completo, cada palabra la desnuda de una forma que no entiende porque nadie, nadie jamás la ha hecho sentir, le ha hecho el amor y delirar en los orgasmos así de mojada sin siquiera tocarla.