Poema prohibido

Déjame acariciar tu cuerpo,
Y escuchar tus gemidos,
Cuando mis manos se deslicen,
Por dentro de tu vestido.

Sentir que me arde la sangre,
Y se aceleran los latidos,
De mi corazón, junto al tuyo,
Todo loco y estremecido,
Recorrer con ansias locas,
Tus senderos prohibidos,
Suavidad que provoca éxtasis,
De placer a mis sentidos,
Sentir la miel que viertes
Mientras te beso con fuerte ritmo,
Y quedar al terminar
Con mis dedos humedecidos.

Es el preludio de la tormenta,
Noche de besos y de mordiscos,
Cuerpos desnudos en guerra
De caricias y de suspiros,
Son nuestras almas encontrándose,
En el más romántico idilio.