Te volviste ese te amo atorado en mi garganta
Te volviste ese te amo atorado en mi garganta qué nunca más será pronunciado, la herida que nunca llegará a cicatrizar, letras que se perderán en el viento antes de postrarse ante tus ojos, letras sin dueña, sin musa, nos despedimos con un beso sin saber que era el último.
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MI VERDADERO AMOR
Su ausencia me daba paz, pero una paz dolorosa como si fuera una espina que se clava en el talón atravesando tus zapatos, como si fuera un puñal afilado que se hunde con fuerza hasta llegar a las venas del corazón y las abre sin piedad en una muerte lenta, como si fuera una piedra pesada colocada sobre tu espalda y te caes desde un barranco a las profundidades de un río, una paz llena de dudas, de secretos y de incertidumbre.
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En algún momento sabemos que quedaron muchas cosas pendientes
En algún momento nos damos cuenta que algunos latidos del corazón siguen sonando por alguna persona que amaste.
En algún momento sabemos que quedaron más besos que dar, que fueron muchos sí, pero ahora parecen pocos.
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La monotonía
La monotonía se había instalado, ahí donde nunca fue invitada, pero ella, que es necia, poco a poco se metió y ya no quiso irse.
Pasaron días e incluso semanas y cada vez se le veía más feliz, más dueña de ese gran espacio, estaba más cómoda, más segura, tanto que ya nada la hacía querer marchar a otro lugar.
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EL MÁS LINDO DE LOS SUEÑOS…
Ella quería soñar con su gran amor, el poeta de sus sueños aquel que ella admiraba como escritor, por eso cada noche antes de dormir sus ojos se posaban sobre las letras de sus versos, letras que la hacían suspirar hasta llevarla ahí justo en sus brazos, sus fuertes brazos que la protegían de todo peligro y le daban abrigo.
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LA ÚLTIMA VEZ
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Me gustas tanto que te llamaría “Amor”
Me gustas tanto, como para despertar a tu lado cada mañana y que seas tú lo primero que vea en mi cama.
Me gustas tanto como para ir por ese café que muchas veces postergamos y dejamos pendiente, sentarnos a platicar de lo que día a día nos da afán, o de lo que se nos ocurra en el momento, de las cosas cotidianas de la vida, de esas cosas que no le cuentas a nadie, de mis locuras, de tus locuras, de mis errores, de tus aciertos, de mirarnos en silencio, de comernos sin palabras, de no ir tan a prisa ni tan despacio, sólo ir.
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LA ÚLTIMA VEZ
LA ÚLTIMA VEZ
Era el final de nuestra historia de amor, era la última vez que te vi, era la luz de mis ojos que se apagaban sin entender los motivos de tu desprecio, eran mis latidos que acelerados querían salir de ese lugar lo más pronto posible, eran tus manos que soltaban las mías mientras desviabas llena excusas la mirada.
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Sueños húmedos
No importa cuánto lo intente cada que me sumerjo en las aguas profundas de Morfeo, lo veo.
Veo sus extraordinarios ojos mirando me fijamente con atenta lujuria, lo siento recorrerme desde la punta de mis pies hasta cada fibra de mi cabello.
Siento sus manos calientes buscar asilo en cada parte de mi cuerpo, y encontrarse con aquello que despierta su inminente excitación, la suavidad de mis curvas, lo atraen como la dulce miel y la humedad en mi ser lo recibe pidiendo a gritos mayor cercanía.
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LA VIBRACIÓN DE SU ALMA
LA VIBRACIÓN DE SU ALMA
Nada, absolutamente nada de lo que haga hará que cambie lo que ella siente por mí aún a miles de kilómetros en la enorme distancia que separa su alma de la mía, en su interior ha nacido y vive la llama del amor, esa llama que crece de manera exponencial cada vez que sus ojos pasan por mis letras, por algunos de mis poemas, de mis escritos.
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Mi primer encuentro, con la chica de la universidad
Estando en mi primer año de universidad me la pasaba siempre sumergido en los libros tratando de sacar buenas calificaciones por lo demandante que era la carrera y la verdad si bien me llamaban la atención algunas compañeras no me había dado la tarea de tratar de conquistar a alguna, también que desde siempre he sido un poco tímido para eso sumado a algunos temas de inseguridad que me perseguían en ese entonces.
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Dos vinos blancos para celebrar
Has tenido una dura semana de trabajo. Tras alcanzar los objetivos laborales tu satisfacción es máxima.
Llegas a casa, te aligeras de ropa y sirves dos copas de vino blanco fresquito antes de entrar en el salón. Penetras bajo la manta del sofá y quedas plácidamente tumbada junto a tu amado.
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